Una de las tareas más desafiantes que afrontan las empresas hoy en día, a propósito de las consecuencias adversas del cambio climático, es minimizar el impacto negativo que sobre el medio ambiente puede llegar a tener su propia actividad económica.
Por ello, debemos esforzarnos por ser más eficientes y que nuestras acciones y tareas nos permitan mejorar cada vez, los procesos en la empresa.
Existen prácticas que hemos incorporado de manera consciente y sostenida, en nuestro quehacer diario y con ello abonar el terreno para reducir nuestra huella negativa sobre el ambiente en general:

• utilizando de manera eficiente los recursos naturales, las materias primas y la energía disponible,
• imprimir lo mínimo que sea posible,
• utilizando los correos electrónicos de preferencia para establecer comunicaciones, realizar videoconferencias y videollamadas, en la medida en que sea posible;
• ajustar el aire acondicionado a valores óptimos y eficientes según temperatura ambiente,
• uso eficiente del agua, cerrando las llaves durante los fines de semana para evitar fugas de agua, realizando mantenimiento a dichos sistemas,
• utilizando eficientemente la electricidad, conectar el celular al momento de ser cargado y apagar aparatos electrónicos cuando no estén en uso.